domingo, 29 de mayo de 2016

Amor clandestino.


¡Oh, ama, ama tanto como puedas!
¡Oh, ama, ama tanto como debas!
Llegará la hora, llegará la hora
En que sobre las tumbas te lamentarás.

Asegúrate de que tu corazón arda,
Y sostén y mantén el amor
Tanto como el otro corazón ardientemente lata
Por tu amor.

Y si alguien te comparte su alma
Correspóndele lo mejor que puedas
Dale alegría a cada hora,
¡No le dejes pasar penas!

Y vigila tus palabras con cuidado,
¡Aparta el verbo caustico de tus labios!
Querido Dios, no quise herirlo,
Pero el amado retrocede y se lamenta.

¡Oh, ama, ama tanto como puedas!
¡Oh, ama, ama tanto como debas!
Llegará la hora, llegará la hora
En que sobre las tumbas te lamentarás.

Te postrarás junto a la tumba
Y tus ojos estarán tristes y húmedos,
Nunca volverás a ver otra vez a tu amado,
Sólo la hierba alta y húmeda del camposanto.

Dirás: mírame desde allí abajo,
¡Soy quien se lamenta junto a tu tumba!
¡Perdona mis desaires!
¡Querido Dios, no quise herirle!

Aunque el amado no te vea o escuche
Yace más allá de tu consuelo;
Los labios, que tantas veces besaste, hablan
No de nuevo: ¡Te perdoné hace mucho tiempo!

Sin duda, él te perdonó,
Pero las lágrimas que derramaría copiosamente
Sobre ti y tu palabra impensada
-¡Tranquilízate!- él descansa, ya ha fallecido.

¡Oh, ama, ama tanto como puedas!
¡Oh, ama, ama tanto como debas!
Llegará la hora, llegará la hora
En que sobre las tumbas te lamentarás.

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